¿Qué nos dice la ciencia del autismo?

Un bombardeo de antibióticos.

Durante muchos años se dijo que la incidencia de autismo era de 1 por cada 1000 nacimientos, y si esto fuera un problema meramente genético la proporción se debería de mantener en ese rango.

Sin embargo, estudios realizados en Estados Unidos demuestran que las cifras de niños autistas diagnosticados y en tratamiento se han cuadruplicado y la incidencia actual es ahora 1 por cada 500 nacimientos, datos dados en los últimos 20 años, en el congreso de DAN (defeat autism now).

En algunos estados de la Unión Americana el radio de autismo es ¡1 por cada 150! Convirtiendose en un desorden más común que el sindrome de Down o el cáncer infantil.

Ante esto el Dr. Bernard Rimland Director del Instituto de Investigación de Autismo en San Diego California y una autoridad en la materia se pregunta: “¿hay una epidemia de autismo?”

Y ni qué decir del Trastorno por déficit de atención con / sin hiperactividad TDAH cuyo incremento alcanza niveles epidémicos.

Ante estos hechos los científicos empezaron a hacerse preguntas ¿existen otros factores no genéticos involucrados en estos desórdenes? ¿Cuáles serían estos?

El primero que consideramos es el abuso de antibióticos.

A principio de los años 50s, la producción de antibióticos a nivel mundial era de aproximadamente 80 toneladas por año, para mediados de dicha década había aumentado a 250 toneladas anuales y para los años 90s la cifra era de ¡20,000 toneladas de antibióticos por año!

Esto nos habla del uso y tal vez abuso que se le ha dado a este recurso, valioso, sí, pero puede volverse adverso utilizando desmedidamente.

Se ha encontrado un dato que se presenta como antecedente común en niños afectados: un amplio historial de infecciones de oído o de vías respiratorias altas con las consecuentes y recurrentes dosis de antibiótico generalmente de amplio espectro.

El Dr. William Shaw quien tiene un Doctorado en Bioquímica y Fisiología Humana, con estudios acreditados en Química y Toxicología y que trabajaron por muchos años en Bioquímica nutricional, Endocrinología e Inmunología, desarrollaron diversos estudios de laboratorio para detectar anormalidades metabólicas en personas autistas o con desórdenes relacionados, y describe en su libro “Biological treatments for Autism and PDD” de una manera magistral todos los hallazgos que después de una investigación casi novelesca le han permitido ensamblar varias piezas de un complejo rompecabezas llamado AUTISMO, y cuya primera pieza es ésta:

Los niños autistas o con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) presentaron en su primera infancia infecciones recurrentes de oído, nariz o garganta e ingirieron una alta cantidad de antibióticos, los cuales alteraron la flora intestinal, eliminando bacterias “buenas” y permitiendo que los hongos (cándida) al no tener competencia, crecieran desmedidamente.

Fuente: *Domínguez Rodríguez Leticia* “Mejorando la calidad de vida de tu hijo autista o hiperactivo”.  Aguascalientes México.

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